La importancia de la economía circular y qué queda por hacer

La economía circular es la meta hacía la que en estos momentos está encaminada la economía mundial. La idea de que la producción lineal tiene que acabar para garantizar el futuro del planeta y el empuje de los ciudadanos está dando mucho que hablar. Pero, cuál es la importancia de la economía circular y qué quedar por hacer.

Hace más de tres siglos, con la primera Revolución Mundial, se implantó la producción lineal. Con el paso de los años, la sociedad se hizo cada vez más consumista, amante de los productos de usar y tirar. Sin embargo, tal y como alerta el Banco Mundial, si seguimos creciendo como hasta ahora en población y en consumo, en 2050 necesitaremos tres planetas Tierra para sobrevivir.

La importancia de la economía circular

Además de las reuniones que los diferentes gobiernos mantienen, cabe señalar como uno de los principales motores de este cambio a los consumidores. Estos premian a las empresas que tienen valores, que invierten en ellos y que son capaces de demostrar con hechos su preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad. Muchas compañías están viendo como los consumidores les penalizan por no serlo o pretender parecer sostenibles.

La economía circular tiene que entenderse en su conjunto. Comenzar desde el mismo momento del diseño del producto. De la formulación de las materias primas con las que estará hecho y sus componentes. Además, se deberá tener en cuenta también la manufactura y el packaging en los que van colocados. Todos estos elementos se tienen que poder ser recolectados, separados, reciclados y procesados o manufacturados nuevamente. Es decir, poder cumplir las R’: reducir, reutilizar, reciclar, recuperar… Es decir, tener en cuenta que los residuos son recursos.

Por esta razón, cabe señalar que una de las claves del pensamiento circular es concebir los materiales como algo que debe pasar muchas veces por el circuito económico. Es decir, lo contrario al usar y tirar actual, debemos entender que los productos pueden tener una vida mucho más larga. Los factores de producción deben estar orientados a poner en el mercado productos y servicios eficientes. Además, la tendencia de compartir en lugar de adquirir también sea una pieza fundamental de este nuevo paradigma económico.

Mucho por hacer

Sin embargo, los datos revelan que en este cambio estamos muy al principio. Los datos publicados por Eurostat e INE, son de 2014, constataban que en España se reaprovechaba un 12% menos de los residuos que en el resto de la Unión Europea. Actualmente, apenas el 9,1% de la economía mundial es circular, según la medición del Think Tank Circle Economy recogida en su informe 2019 Circularity Gap Report. Aunque lo cierto es que el punto de vista académico e institucional se ha avanzado bastante. Sobre todo, gracias al empujón en 2015 con la firma del Acuerdo de París sobre el Clima y la Agenda 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Este cambio de mentalidad tanto de consumidores como de empresas viene dado también por la regulación que se está implantando en los diferentes países. La Comisión Europea presentó en 2015 el Plan de Acción para la Economía Circular y en 2017 el Plan de Implementación, al que han seguido múltiples medidas y regulaciones. Ejemplo de ello es el calendario para el fin de los plásticos de un solo uso en 2021. Cabe señalar que en Europa ya se recicla en torno al 36% de los residuos.