Yerno trae de vuelta a Datigol, la mítica mascota del Elche CF

La que fuera mítica mascota del Elche protagoniza la última campaña de promoción de productos del Camp d’Elx

En Elche todos recuerdan a Datigol, y no sólo los futboleros. Y es que, el origen de la que fuera mascota del Elche CF durante los años noventa, tuvo lugar en los colegios de Elche. Un concurso promovido por el Club entre todos los centros educativos, dio la oportunidad a la chavalería de elegir el nombre del que se convertiría en un icono para toda una generación.

De ahí la simplicidad de su nombre: dátil (Elche) y gol (fútbol). Una denominación tan correcta y equilibrada que a ningún experto en ‘naming’ se le ocurriría cuestionar.

Curiosamente nunca se le vio comer dátiles. Demasiado tenía él con levantar la moral de la afición de un equipo que llegó a descender a 2ªB. Tampoco se ha logrado saber, y forma parte del legendario local, por qué narices era un zorro (muchos aún sostienen que era una ardilla) o qué pasó con él tras la fiesta de celebración del ascenso a Primera, en 2013. Desapareció.

Demasiadas dudas alrededor de aquella mítica mascota, que, como sucede con los grandes genios de la historia, no han hecho sino engordar el áurea misteriosa de aquel personaje al que otros consideraron, desafortunadamente y durante años, el gafe del equipo.

Hoy por fin sabemos qué fue de Datigol: cambió el campo del Elche por el campo de Elche (“¿dónde va a vivir un zorro si no es en el campo?”) para desconectar y llevar una vida marcada tranquilidad y los buenos alimentos. Entre ellos el dátil. Porque sí, Datigol se alimenta de dátiles. Ahora ya lo sabemos.

Datigol ha vuelto a la escena pública con #BeDátil, una campaña para promocionar el dátil local, que, aunque parezca mentira, apenas se consume en Elche. Un nuevo influencier para aquellos pequeños, ahora mayores, que siguen conservando, con nostalgia, pegatinas, bufandas y camisetas y fotos con Datigol. Una generación que desde mañana irá a comprar a la frutería dátiles y productos ilicitanos. Porque “de lo que se come, se cría”.